Signed in as:
filler@godaddy.com
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"Al que madruga... le da hambre más temprano, y ya"
"De humanos es errar... no, no, no, tú lo que tienes es talento pa´cagarla"
"Caras vemos... suficiente evidencia"
"El muerto al hoyo... y yo a buscar otro hoyo." .
"A buen entendedor... y yo con los subtítulos dañados"
"A buen entendedor... y yo recalculando, recalculando, recalculando"
"Agua que no has de beber... ¡verga! Ya me la bebí"
"Agua que no has de beber... no me digas qué hacer con mi agua"
"Afortunado en el juego... y desafortunado en la fila del DMV"
"¡Juego de manos!... y yo soy mocho, pero con actitud"
"A lo hecho... lo lanzo como podcast, y ¡boom!, éxito"
"Una mano lava a la otra... pero las mías no superaron el tutorial"
En el centro neurálgico de YM Creativos está Ysmel, la mente hiperactiva que ni duerme ni se apaga. Creadora de SaiDat, Bunbby’s y ViveUsa Magazine, es la fuente inagotable de ideas, giros, proyectos y frases peligrosamente brillantes. Mientras el resto del equipo aún busca lápiz para anotar, ella ya tiene listo el tráiler del documental. Su cabeza es un hervidero de creatividad constante, como una licuadora sin tapa. Habla rápido, piensa más rápido y actúa a la velocidad de un meme viral. Si la ves callada, preocúpate: probablemente está planeando conquistar otro sector de la galaxia. Su talento y caos son igual de temibles… y adictivos.
La influencer del sarcasmo, posa con pasteles SaiDat y frases que harían llorar a tu ex. Tiene más actitud que seguidores (y eso es decir mucho). Donde pone el ojo, pone la indirecta. Con un filtro y una ceja levantada, es capaz de derribar egos y vender una idea con elegancia letal. Su estilo es una mezcla entre sarcasmo fino y glamour callejero. Hace que cada foto diga “aquí mando yo” aunque esté sosteniendo un cupcake. Es la amenaza pasiva del equipo, con captions que cortan más que un bisturí.
La zen del equipo, es el equilibrio emocional de todos. Acariciando a su perro, dice “Estoy feliz, muy feliz” con una serenidad que desarma al caos. Parece flotar por la oficina, sin despeinarse ni alterar su frecuencia cardíaca. Su vibra es tan relajante que debería recetarse como ansiolítico natural. Si hay drama, ella sirve un té y suelta una frase sabia mientras alguien llora en la esquina. Su energía parece sacada de un retiro espiritual… pero con buena conexión Wi-Fi. A veces uno no sabe si es sarcasmo o iluminación.
Al lado de Ysmel —y a veces detrás, recogiendo papeles volando— está Alex, el otro jefe. El pacificador de tormentas, mediador de crisis y traductor oficial del idioma Ysmeliano. Tiene un superpoder: lograr que una lluvia de ideas se convierta en un calendario funcional. Es el único humano que puede mirar un caos y decir “esto tiene solución” sin llorar por dentro. Donde hay drama, él llega con una hoja de Excel y una sonrisa zen. Es el “vamos con calma” frente al “¡esto se me ocurrió a las tres de la mañana!” de Ysmel. Juntos, son caos y orden, furia creativa y estrategia con pastillas para la presión.
La soberana del orden, reina absoluta de timelines, horarios y sistemas de control imposibles de romper. Si algo no cuadra, es porque Diana no lo ha tocado aún. Tiene la mirada que hace que hasta las hojas de cálculo se alineen solas. Es capaz de organizar una boda, una gira de medios y un apocalipsis… al mismo tiempo. Le tiene miedo a una sola cosa: el desorden sin sentido. Para ella, “caos creativo” es solo una excusa floja. Gracias a su mirada de “esto así no va”, el equipo vive menos estresado y más estructurado. Básicamente: sin Diana, todo colapsa.
La musa del jingle, convierte cualquier frase en canción. Puedes decir “hay que entregar esto hoy” y ella lo convierte en un estribillo pegajoso que cantarás todo el día sin querer. Su mente musical es como un radio que nunca se apaga. Gracias a ella, el equipo vive atrapado en su propio soundtrack interno. Cada nueva idea tiene su melodía y cada campaña su tonada personalizada. Es la culpable de que Cosito maúlle en tonos mayores. Si alguna vez olvidas una idea, no te preocupes: Dani ya la convirtió en una balada de tres estrofas y un coro pegajoso.
El Director Creativo Supremo, es el que traduce los desvaríos cósmicos de Ysmel en campañas que hacen temblar a Canva. Le das una idea incompleta, y él te devuelve una obra de arte con dirección de arte, concepto y hasta aroma emocional. Es el que ve luz donde otros ven sombras (o una servilleta arrugada con un garabato). Su superpoder: convertir lo abstracto en estética vendible. Cuando él entra en modo creativo, todos saben que algo épico está por nacer. No necesita muchas palabras, solo un brief mal hecho y la bendición de Cosito.
Productora de lo caóticamente bello, aparece con ideas brillantes, brillos literales y un plan debajo del brazo que siempre tiene más sentido del que parece. Su mente parece una fiesta llena de creatividad, donde todo está desordenado… pero brilla. Es capaz de encontrar poesía en un archivo desactualizado y convertirlo en oro visual. Es la que trae dinamita a las juntas de ideas… pero la decora con lentejuelas. Si el caos tuviera una embajadora, sería Fabiola: color, brillo y estructura.
La Security Creativa, examina cada idea como un guardia de aeropuerto con resaca. Si tu propuesta no pasa su detector de potencial, ni lo intentes. Es la que protege la esencia del equipo como un filtro humano de calidad. Tiene el don de detectar el “eso no va” incluso antes de que lo digas. A veces temida, siempre necesaria. Cuando aprueba algo, sabes que va en serio. Si un concepto sobrevive a Jessuly, puede sobrevivir al mundo. Y cuando defiende una idea… mejor aléjate si estás en contra.
El gato. El ego peludo. El observador supremo. Juzga desde su trono sin decir una sola palabra. Pero tú sabes cuándo desaprueba. Y duele. Su mirada lo dice todo: “no es tan creativo como crees”. A veces maúlla, pero más como quien opina, no como quien pide comida. Es el CEO no oficial, el filtro felino, el que controla sin hacer nada. Si no te acepta, lo sabrás. Y si lo hace… bueno, eso no pasa mucho.
El ninja del orden, aparece en medio del caos, habla poco, soluciona mucho, y se va sin esperar aplausos. Básicamente, es la versión silenciosa del Wi-Fi: no lo ves, pero lo necesitas. Nadie sabe cómo hace tanto sin hacer ruido. Cuando todo falla, aparece él con una solución que parece magia, pero no: es método y disciplina. Es el tipo de persona que hace backup del backup, solo por si acaso. Su efectividad es inversamente proporcional a su volumen de voz.
El alma de la fiesta creativa. Llega con energía, dinamita emocional y una lluvia de ideas tan ruidosa que el grupo de WhatsApp tiembla. Si hay una reunión tranquila, él llega a agitarla como licuadora sin tapa. Es pura pasión, ideas espontáneas y carcajadas colectivas. No se le invita: se le invoca cuando se necesita una explosión creativa. Puede parecer un torbellino, pero dentro de ese caos hay genio puro. Donde él pasa, no crece el silencio. Pero sí florecen las ideas.
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